26 d’octubre del 2012

Hospital de Sant Pau. Geología, banca y el rescate de la palmera

Desde hace años, los banqueros de este país, y los del resto del mundo, se han dedicado a invertir sus ganancias en complejos productos financieros, opacos para el resto de los mortales, que paradójicamente los han pagado, reservándose opulentos sueldos, indemnizaciones y jubilaciones en un entramado de cuentas abiertas en paraísos fiscales de países sin escrúpulos. Poco o nada de estos beneficios revierten en el crecimiento económico de su tierra.

En contadas ocasiones, ahora y antes, alguno de ellos, cercano al final de la vida, cree que debe reconciliarse consigo mismo, y en un ciego ataque de altruismo decide devolver a la sociedad parte de sus rendas.

Pau Gil fue un banquero nacido en Barcelona, que desarrolló su negocio en París, ayudado en parte por la flota de 28 barcos que heredó de su padre. Invirtió en minería y ferrocarriles, y nunca se casó. En su testamento, legó la mitad de su fortuna a sus numerosos y felices sobrinos, ya que tenía diez hermanos (evidentemente los sobrinos desearon no tener tantos primos), mientras que la otra mitad: más de 3 millones de pesetas de 1.896, decidió donarlas para construir un nuevo hospital en Barcelona. La única condición fue que llevara su nombre, y aunque no sé si el hombre era un santo, de ahí nació el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau.

Se compraron unos solitarios terrenos de la finca de Can Xifré, en el límite norte del ensanche de Cerdà, en un espacio de 9 Ha. comprendido entre los torrentes de Can Milans y Can Melis, donde había existido una bòvila de la que se extraían arcillas para la fabricación de tochos. Eran terrenos yermos, ya que la filoxera de 1890 había acabado con las antaño numerosas viñas. No había edificaciones entre la Sagrada Familia y el futuro hospital.

Esquina Pare Claret - Cartagena a finales del siglo XIX
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Rieras y masías a finales del siglo XIX
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Ejercicios militares con el Hotel Casanovas al fondo
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El proyecto fue encargado a Lluís Domènech i Montaner, que diseñó una maravilla de pabellones conectados subterráneamente, y si bien el legado de Pau Gil no alcanzó para construir los 48 previstos, en 1916 ya estaban en funcionamiento varios de ellos, haciéndose la inauguración oficial en 1930.
Esbozo inicial de Lluís Domènech
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Un problema temprano fue el necesario suministro de agua. Ésta llegaba a través de 2 minas de agua excavadas al pie del turó de la Rovira, que suministraban  alrededor de 20 litros/segundo. Hace unos años, durante la ejecución del estudio geotécnico de los nuevos edificios del hospital, tuve la oportunidad de visitar estas minas con los amigos de Geotec 262. Descendimos por un pequeño pozo, y nos aventuramos por la estrecha galería. En ocasiones teníamos agua hasta las rodillas, y a veces la bóveda de la galería estaba protegida con mampostería, pero en otras la roca estaba desnuda. Así pudimos cartografiar el contacto intrusivo entre el granito alterado a sauló, y las corneanas cambro-ordovícicas, o como éstas quedaban recubiertas discordantemente por los sedimentos arcillosos cuaternarios.

Hace años, el agua de las minas a veces se contaminaba, por las actividades agrícolas, o por el núcleo de barracas que creció en Mas Casanovas en la década de los 60, y ello causaba los lógicos problemas no sólo al hospital, sino también a la fábrica de cervezas Damm, situada a poca distancia, en la C/ Rosselló, y que también usaba el agua de las minas para elaborar su producto. Estoy seguro que ahora utilizan un líquido algo más higiénico.

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En los últimos años, el hospital ha experimentado un gran proceso de remodelación, que todavía no ha terminado, a pesar de las dificultades económicas y los recortes sanitarios, que espero que no nos retrocedan a difíciles épocas, cuando Joan Llimona hizo el cartel adjunto.

No sólo se ha construido el nuevo hospital, sino que los antiguos pabellones están siendo rehabilitados. Dentro de este proceso, se dotará de energía geotérmica a los edificios históricos, mediante la perforación de numerosos pozos de cerca de 100 m de profundidad, trabajos iniciados hace pocos meses por Catalana de Perforacions.
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En estos pozos geotérmicos se aprovecha la temperatura constante de la roca y el agua subterránea a estas profundidades, de manera que si a través de un circuito cerrado se inyecta durante el invierno agua ambiente (fría), ésta sale caliente, y si en verano se introduce agua a mayor temperatura, regresa a la superficie algo más fría. Mediante una bomba de calor, estos diferenciales de temperatura permiten la climatización de los edificios, de una manera eficiente.

Recientemente nuestra empresa fue convocada a un concurso del Hospital, para el estudio geotécnico de dos nuevos edificios, destinados a la investigación. Los precios estaban ya muy ajustados, con lo que para conseguir el contrato añadimos como valor adicional la elaboración de un mapa geológico-geotécnico de todo el recinto hospitalario.

Utilizamos para ello los sondeos de anteriores campañas, realizadas por nuestra empresa, a veces en colaboración con Geotec262, así como otros sondeos que nos fueron facilitados por la Dirección del Hospital.

Mapa geológico del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau
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Sondeo sobre afloramiento de calizas devónicas
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Tengo clara la utilidad de estos mapas desde hace más de 30 años, y hacerlos públicos es para mí casi una obligación, desde el convencimiento que su divulgación no resta a la necesidad de estudios geotécnicos específicos de cada obra, sino que ayuda a una planificación de los mismos más correcta y eficiente. Todo ello en el bien entendido que no salga el espabilado de turno (que haberlos haylos, aquí y en Castilla León), que temerariamente crea que a partir de estos mapas ya no hay que hacer sondeos.

La geología del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau es un pequeño compendio de la de toda la ciudad. Situado en la parte alta del pla de Barcelona, y con una topografía que desciende hacia el mar, en su zona más elevada (Cartagena – Mas Casanovas) afloran las calizas devónicas, las cuales forman un sinclinal que recubre a pizarras negras del silúrico, que a su vez, mediante un complejo sistema de cabalgamientos se superponen a corneanas cambro-ordovícicas. Estas últimas están afectadas por el metamorfismo de contacto inducido por la intrusión granítica tardihercínica, que subaflora en el lateral paralelo a Sant Quintí.

Calizas devónicas del sondeo anterior (clicar)

Granito alterado a sauló, en la zona C/ Sant Quintí (clicar)

En dirección al mar, todas estas rocas paleozoicas del vertiente marítimo del turó de la Rovira, quedan soterradas bajo sedimentos de arcillas y limos pleistocénicos, con espesores que fácilmente superan los 15 m. Cerca de Pare Claret el substrato de estas arcillas dejan de ser las rocas paleozoicas, y pasa a ser las arcillas arenosas verde-amarillento pliocenas.

En el mapa se representa no sólo la distribución de estos terrenos bajo el hospital, sino también el tipo de substrato en cada punto, el espesor del cuaternario, y las isopiezas del nivel freático, ya que existe un flujo de aguas subterráneas en dirección al mar.

Arcillas pleistocénicas (clicar)

Durante la ejecución de los sondeos para los nuevos edificios de investigación, me llamó la atención la presencia de una numerosa colonia de gatos, felices y bien alimentados, que campan a sus anchas por los jardines, y disponen de una serie de cómodas jaulas-comedero. Incluso existe una pequeña organización encargada de cuidarlos.

Geologato (clicar)

Me encontraba yo un día testificando, también felizmente junto a un gato, un sondeo realizado cerca de Sant Quintí, donde se acababa de derribar el antiguo pabellón del Sagrado Corazón, destinado al tratamiento del cáncer, cuando una señora se acercó y me pidió permiso para entrar en el vacío solar. Me explicó que quería fotografiar la única palmera que allí había.

Antes de marchar me relató, entre sollozos, que había sido médico durante años en aquel pabellón, que la palmera en cuestión había sido plantada por ella, y que en su época salía al pequeño jardín que la rodeaba, con los enfermos oncológicos, a buscar un poco de luz, sosiego y esperanza.


Estaba preocupada por si las obras iban a terminar con su palmera, y yo la calmé diciéndole que transmitiría a la Dirección del hospital su temor, cosa que hice rápidamente. Cuando pasadas una semanas volví al solar, para el control de los piezómetros instalados, la palmera ya no estaba. Había sido trasplantada a otro punto del hospital.

En estos tiempos confusos, cuando la banca que nos ha hundido es rescatada, el país está al borde de la quiebra, Millet sigue jugando al tenis en su jardín, los logros sociales conseguidos en décadas se van al traste, y los ricos son aún más ricos mientras las empresas honestas tienen que cerrar, y enviar la gente al paro, me consuelo pensando en que ha llovido mucho desde el devónico, que los gatos siguen siendo felices en Sant Pau, y que la palmera rescatada seguirá dando un poco de tranquilidad a quien la necesite.


Albert Ventayol Lázaro

12 d’octubre del 2012

El llegat de Pau Gil, 1892-1913 (I)

En traspassar la porta de l'Hospital de la Santa Creu i Sant Pau ens trobem amb un gran frontispici custodiat per l’escultura de Pau Gil i Serra, benefactor d’aquest Hospital. Sens dubte, sense el seu llegat no hagués estat possible part de la seva construcció. Tot el que es parla o s’escriu sobre aquest tema sempre ha estat envoltat d’una idea romàntica: una institució singular com Santa Creu, conscient que el vell Hospital necessitava una ràpida solució a la seva precarietat, augmentada per l’afectació de la reforma de la ciutat i amb la impossibilitat de poder construir per manca de recursos als terrenys que ja tenia comprats, veu una sortida molt favorable en l’acceptació de la proposta feta per la marmessoria del banquer Pau Gil.

Escultura dedicada a Pau Gil, obra d'Eusebi Arnau i Josep Casan, situada a l'entrada
principal de l'Hospital
(cliqueu per a veure-ho més gran)

Però al voltant de la seva gestió, hi va haver dues parts ben diferenciades: d’una banda, els marmessors, disposats a complir al peu de la lletra les instruccions deixades pel testador, i de l’altra, els Administradors de Santa Creu, que en un primer moment van acceptar l’oferiment, però que, a mesura que veien com el projecte agafava forma, van voler canviar els acords presos en bé dels pobres malalts, posant la marmessoria en un gran dilema.

Tot just ahir va fer 100 anys de la finalització de l’Hospital de Sant Pau: precisament l’11 d’octubre de 1912 els marmessors de Pau Gil informaven oficialment la Molt Il·lustre Administració de l’Hospital de la Santa Creu que els edificis construïts amb el llegat que administraven ja estaven acabats i a punt per a ser cedits. Malgrat això, no seria fins l’abril de 1913 que es faria efectiu el seu lliurament davant de notari; per aquest mateix acte l’Hospital també passaria a anomenar-se "Hospital de la Santa Creu i Sant Pau". Tot i que Sant Pau estava construït, Santa Creu hagué d’emprendre un llarg camí –de gairebé 20 anys– per a completar la seva part, marcat per la manca de recursos econòmics.

Aprofitant l’efemèride, amb aquesta entrada iniciem una nova sèrie dedicada a les gestions que van emprendre els legataris per a executar les condicions del testament de Pau Gil, així com les dificultats sorgides entre ambdues institucions al llarg de gairebé 13 anys.*

*Aquesta fou una comunicació presentada al X Congrés d'Història de Barcelona, "Dilemes de fi de segle", el novembre 2007.

El testament i les instruccions de Pau Gil i Serra

Pau Gil i Serra
(cliqueu)
Pau Gil neix a Barcelona el 30 de desembre de 1816. A l’edat de 17 anys es trasllada a París, on fixa la seva residència. A la mort del seu germà gran, Pere, es fa càrrec de la Banca que porta el nom familiar. Gran home de negocis, es desenvolupa tant en el comerç en general com en la mineria i els ferrocarrils col·laborant en la construcció del primer tren miner d’Astúries o en la creació de la Companyia de Gas de Còrdova i de la de Barcelona. A més, administra una vintena de vaixells heretats del seu pare. Freqüenta l’alta burgesia parisenca, i entre el seu cercle d’amics hi té Eugènia de Montijo i Isabel II. També és nomenat Cavaller de la Legió d’Honor Francesa.

El 17 de setembre de 1892, amb setanta-cinc anys, fa testament hològraf. Després de deixar instruccions pel seu enterrament, llega la suma de 500 francs als pobres de la seva parròquia; 100.000 fr a cadascun dels seus nebots –els quatre fills del seu germà Leopold, en total 400.000 fr; i 25.000 fr a la Congregació de la Missió dels Frares de Sant Llàtzer, amb seu a París. A continuació ordena la liquidació de la seva banca, retornant els dipòsits rebuts tant en títols com en efectiu, i nomena com executor d’aquesta disposició Lucio Suttor, empleat d’aquesta, el qual haurà de rebre, a part del seu sou, 20.000 fr un cop acabada la feina.

Mosaic de la façana lateral del Pavelló de l'Administració:
«A XVII de Setembre de MDCCCXCII el barceloní Don Pau Gil y Serra,
resident a París, disposa en son testament la construcció del present hospital
de Sant Pau»
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Josep Ferrer i Vidal
Estipula que el resultant de la liquidació es divideixi en dues parts: una destinada a un hospital civil que, amb el nom de Sant Pau, s'haurà de construir a Barcelona, la seva ciutat natal, segons unes instruccions que deixa escrites per separat; i l’altra, que s’ha de distribuir a parts iguals entre els seus quatre nebots. Nomena marmessors als seus amics i homes de confiança: Josep Ferrer i Vidal, i Edmond Sivatte, i en el seu defecte i per ordre d’edat, els fills d’aquests.

Les instruccions per a la construcció civil de l’Hospital de Sant Pau són concises i explícites: Pau Gil establia la creació d’una comissió nomenada pels seus marmessors per a encarregar-se de la direcció dels treballs. Aquesta l'havien de formar un arquitecte, un metge i una altre persona competent en el tema. El projecte havia de sortir a concurs, amb un  premi de 2.500 Pts per al guanyador. El lloc escollit havia de reunir les millors condicions de salubritat, tant si es situava dins com fora de la ciutat, i les instal·lacions havien d'incorporar totes les millores dels hospitals de París.

La importància i capacitat de l’edifici només aniria en relació a la suma del resultant de la liquidació de la Banca. En principi l'Hospital hauria de ser masculí, però en cas que també s'hi haguessin d'admetre dones, l’edifici hauria de tenir dos cossos amb entrades separades, i els malalts haurien de ser atesos, preferentment, per les Germanetes dels pobres. Un cop acabada l'edificació i completades totes les instal·lacions, la marmessoria, en nom del testador, procediria a fer donació de l’edifici al Municipi de Barcelona, o a qualsevol altre corporació que estimés i que oferís la seguretat del compliment de les instruccions, és a dir, fer-ne un lloc on el desgraciat pogués ser acollit en tot moment. Es donava per entès que la donació seria únicament de l’edifici i el terreny, i que els arbitris per fer front a les despeses de l’hospital haurien d’anar a càrrec de qui s’encarregués de la seva direcció.

El testament i  les instruccions van ser dipositats al Consolat d’Espanya a París, en una carpeta signada i tancada, que únicament va ser oberta pel cònsol després de la mort del banquer, que s'esdevingué el 30 d’abril de 1896, a l’edat de setanta-nou anys.


Continua a:
El llegat de Pau Gil, 1892-1913 (II)